Blogs a visitar!

Hola a todos los fans de En Busca de la Luz. Hago este pequeño inciso para promocionar dos grandes blogs.

El primero de uno de los mejores fics de continuacion de Crepusculo que he leido: Ángel Vampirico. ¿Puede la entrada de un nuevo personaje en la vida de Edward cambiar todo lo que siente por Bella?. Magnico. Para visitar: www.angelvampirico.blogspot.com

El segundo, el de mi fan nº1, que siempre me incita a escribir sin descanso, y gracias a la cual no pierdo los animos de hacerlo. Ella es yocecullen, si, la que me dio el premio. ¡Muchas gracias! Tiene dos grandes blogs, el primero www.yocecullen15.blogspot.com Gran fic de Crepusculo, animense ahora esta en lo mejor! El segundo es su propia historia, y todos sabemos cuanto cuenta eso www.cambiodevida-15.blogspot.com

Todos sabemos lo que cuesta llevar adelante un blog, asi que ¡venga! A visitar blogs!

domingo, 21 de marzo de 2010

Arrasada

A la mañana siguiente, cuando los rayos de Sol comenzaban a surgir por el horizonte, los dos hermanos decidieron partir de la posada de Nagtish. Amarae estaba sentada en el mismo lugar que ayer por la noche, tejiendo. Su hija, probablemente, seguiría durmiendo. Cuando la anciana mujer vio a los dos hermanos despedirse de su hijo, el posadero, se levantó no sin esfuerzo de aquella vieja silla de madera donde se dedicaba a tejer impresionantes tapices.

-Chicos.- dijo en apenas un susurro.

-Amarae.- Lismael se aproximó con rapidez a la anciana para servirle de apoyo pues parecía tan frágil como el cristal.

La anciana se abrazó al mayor de los hermanos, como si intentara trasmitirle algún tipo de fuerza. Sin que su hijo lo notara, Amarae acercó sus agrietados labios al oído de Lismael.

-Dadle saludos a Melye.- susurró mostrando una gran sonrisa. –Decidle que su sabiduría todavía no me ha abandonado.-

Lismael se despegó de la mujer y la miró a los ojos. Los tenía cubiertos de lágrimas.

-Señora, Amarae, ¿De qué me habla? No…, no conozco a ninguna Melye. Será mejor que descanse un poco, intenté dormir…-

-Chico, sé que piensas que estoy loca, pero te aviso: Muchos son los peligros que encontrareis en el camino, no creáis que estáis a salvo. Cuando la encontréis, dile lo que te he dicho. No lo olvides por favor-

Lismael estaba asustado, pero aun así asintió. Si lo único que quería Amare es que saludase a una vieja amiga no tenía porque no hacerlo.

Partieron sin más preámbulo dirección norte. Para llegar hasta Argynte iban a necesitar muchas semanas, si se demoraban puede incluso que tardasen varios meses. Por eso habían decidido intentar avanzar lo máximo posible durante el día, sin parar ni un solo instante, solo para comer. Por la noche descansarían en el pueblo más cercano.

Cuando el Sol comenzaba a ocultarse por la línea del horizonte del décimo día de camino desde que partieron de Nagtish los hermanos divisaron unas grandes murallas color arena. Por fin, tras diez días sin apenas dormir estaban en presencia de uno de sus principales objetivos, la ciudad de Julygka. La ciudad de Julygka se encontraba al sureste de la comarca. Asentada en un gran valle tenía unas vistas prodigiosas. Se consideraba que era la segunda ciudad más importante de todo Rhiand, solo la adelantaba Argynte. Julygka estaba provista de unas gruesas murallas que habían evitado cualquier ataque en tiempos pasados, donde las guerras eran comunes. Ahora, además de seguir siendo un gran método de defensa, las murallas representaban el esplendor y el orgullo de todos los julygkianos. Cuatro grandes torres, situadas en los cuatro puntos cardinales, repletas de arqueros vigilaban las entradas y salidas a la ciudad. Y es que Julygka era una ciudad donde la mayoría de sus habitantes practicaban el comercio. De telas, de animales, de joyas incluso. Todos los comerciantes que se preciaran tenían que visitar aquella enorme metrópoli.

Los hermanos habían pensado quedarse allí un par de días, intentarían conseguir algo de dinero realizando pequeños trabajos y luego partirían hacía el norte. Siguieron el camino de piedras que llevaba hasta la ciudad. Dos grandes y armados guardias vigilaban esa y todas las entradas a la ciudad.

-Control de visitantes.-dijo uno de los dos guardias con su voz grave.

Sin esperar contestación de los dos hermanos el otro guardia les quitó las maletas y comenzó a hurgar en ellas. El otro que miraba a los hermanos con desconfianza comenzó a hacerles algunas preguntas.

-Vosotros no sois de aquí, ¿verdad?-

-No.-contestó cabizbajo Lismael

-¿Motivo de la visita?-

-Creo que como todo el mundo que viene aquí, intentar ganar algún dinero gracias a la compra y venta de objetos.- contestó Hiyu.

Por algún motivo el guardia que portaba un gran bigote oscuro que le tapaba la mayor parte de su rostro no terminaba de creer a los hermanos, iba a continuar preguntando pero su compañero, de cabellos rubios y ojos almendrados, terminó la inspección.

-Aquí no hay nada, Alksiruj, solo unos trozos de verdura, pan, un saquito con monedas, ropas, etc. Nada importante.-

-Está bien.-contestó el guardia llamado Alksiruj. –Qué su estancia en Julygka sea agradable.- contestó intentando forzar una sonrisa.

-Muy amable señor.- contestó Hiyu con una sonrisa picarona.

Cuando el guardia perdió de vista a los dos hermanos entre las calles de la ciudad se volvió a su compañero.

-Esos chicos no son de fiar.-

-No digas tonterías Alksiruj, solo son dos pobres campesinos.-

-Hazme caso amigo cuando te digo que noto en ellos algo especial. Solo traerán problemas.-

Su compañero suspiró al parecer acostumbrado a la falta de hospitalidad de Alksiruj.

Aunque la noche ya empezaba a cubrir su oscuro manto sobre el cielo, la ciudad rebosaba de actividad. Las entramadas calles de Julygka estaban rodeadas de comercios. Los vendedores gritaban para intentar atraer a clientes mostrando sus mejores productos. Las mujeres regateaban a los comerciantes como expertas, algunos hombres las acompañaban, otros se iban a las tabernas. Tras esquivar a un grupo de comerciantes de carne y verduras los hermanos llegaron al centro de una gran plaza. En el centro de ella un hombre que portaba una antorcha y que vestía con pintorescos ropajes contaba emocionantes historias de aventuras que había aprendido en sus largos viajes a un nutrido grupo de niños y ancianos que le rodeaban, sentados a su alrededor, con los ojos tan abiertos que parecía que se les iban a salir de sus orbitas. Aunque Hiyu quería quedarse a escuchar las historias de aquel hombre, tenía que admitir que tanto él como su hermano estaban sedientos y hambrientos. Así pues tras un suave golpe en el hombro que le propinó Lismael, Hiyu volvió a la realidad.

-Mira Hiyu, eso de ahí parece una taberna. Entremos.-

Los hermanos entraron en un local que se encontraba en el fondo oeste de la plaza.
Los suelos eran de piedra y las paredes de madera. Mugrientas mesas se disponían sin ningún orden aparente. Prefirieron sentarse en los taburetes situados enfrente de la barra, aunque su penoso estado dejaba también mucho que desear. El posadero, un hombre prácticamente calvo, con cara redonda y que sufría obesidad se acercó a los chicos con una sonrisa en la boca.

-Denos dos jarras de parfag.- dijo Lismael.

El hombre se fue hasta el otro lado de la barra donde cogió dos grandes jarras y las llenó de un líquido rojo y espumeante. Las lanzó desde su posición, a través de toda la barra. Por suerte los hermanos estuvieron atentos y consiguieron cogerlas antes de que cayeran por el borde de la barra, que no se encontraba demasiado lejos de donde ellos estaban sentados. Los hermanos bebieron un largo trago de aquella bebida llamada parfag y sintieron como el calor de esta les invadía el cuerpo. Sin quererlo sus miradas se posaron en un rincón de la taberna. Un hombre con andrajosas ropas, pelo largo y negro y barba descuidada parecía estar contando a un grupo de personas, incluidas el tabernero, algún tipo de pesadilla, pues su cara no mostraba el menor atisbo de felicidad. Lismael e Hiyu movidos por la curiosidad se acercaron al grupo de personas para intentar oír mejor lo que decían.

-Arrasada. Está totalmente arrasada.- murmuraba el hombre que parecía mirar de un lado a otro, buscando posibles enemigos.

-Pero… ¿cómo es posible?- preguntó uno de los hombres que escuchaban la historia, estaba pálido como la nieve y apenas podía articular palabra.

-No lo sé, y ¿sabes qué? Tampoco quiero averiguarlo. No había visto tanta destrucción en mi vida. –

Lismael se acercó más, hasta parecer uno de todos esos hombres que escuchaban la historia asustados.

-Perdonen caballeros, no he podido evitar oírlos, ¿qué ha pasado?- preguntó mirando al grupito de hombres, aunque su mirada se clavaba en la de aquel hombre tan extraño.

-Kairth está arrasada muchacho.- dijo el hombre que clavo su mirada ambarina en los ojos castaños de Lismael.

El hermano apenas pudo mantenerse en pie, notaba como le faltaba el aire, su corazón latía a toda velocidad y un sudor frío comenzó a recorrer su frente. Se trataba de Kairth, su pueblo, el pueblo donde habían vivido hasta hacía casi dos semanas.

-¿Qué… qué… ha pasado?- consiguió articular

-No tengo ni idea muchacho. Yo soy comerciante y todos los años por estas fechas visitó el pueblo para vender mis telas. Solían ser buenos compradores.-

En ese instante Lismael reconoció a aquel hombre. Decía la verdad, todos los años visitaba el pueblo, y como era uno de los pocos comerciantes de telas que visitaban el pueblo casi todo el mundo le compraba a él. Es más, si Lismael no recordaba mal, aquella camisa que llevaba puesta la había tejido a partir de tela de ese hombre.

-Llegue al pueblo en mi carro hará unos cuantos días. Al principio me extraño que no hubiese nadie en los campos trabajando, pero pensé que quizás este no fuese un buen año de cosechas. Sin embargo vi desde lejos una densa humareda negra que procedía directamente del centro del pueblo. Cuando me acerqué lo suficiente como para ver las casas me quede paralizado de terror. Ni una casa se sostenía en pie, todas estaban derruidas, quemadas, todas estaban hechas cenizas. Me adentré un poco más en aquel pueblo fantasma, y no tardé demasiado en ver el famoso río Feral. Pero sus aguas, que como ya sabréis son tan cristalinas que puedes ver reflejado tu rostro, ahora eran rojas. Metí la mano con temor en el río, y mis sospechas se vieron confirmadas, era sangre. El río Feral estaba lleno de sangre roja, oscura. Saqué la mano con rapidez y me la limpié en los hierbajos más cercanos. A pesar de mi temor continué andando, hasta que llegué al centro del pueblo, a la famosa plaza central de Kairth. Era allí de donde venía esa densa humareda negra de las que les hablé antes. Provenía de…-el hombre hizo una parada para tomar un trago de su bebida. –de cuerpos.–

-¿Cuerpos?-preguntó Lismael con terror.

-Si muchacho, cuerpos. Cientos de cadáveres, todos los habitantes de Kairth estaban muertos apilados unos encima de otros, formando una gran pirámide. En lo más alto de la punta pude divisar al consejo de ancianos del pueblo, presidido por el que si no recuerdo mal era el jefe, un hombre de pelo largo y blanco con una nariz prominente. De su pecho salía una larga vara de madera que le atravesaba, de forma que parecía estar coronando la pirámide. Los cuerpos que se encontraban en la base estaban ardiendo y supongo que las llamas no tardarían demasiado en llegar hasta lo más alto.- volvió a beber de su jarra. –Todavía recuerdo aquel fétido olor de los cuerpos quemados. Era horrible. Después de ver aquello salí corriendo con mi carro de allí y no he parada ni un solo segundo hasta no entrar en esta hermosa ciudad.- El hombre parecía agradecer el sabor del líquido de su jarra.

-¿Pero estáis seguro de lo que decís? Nadie puede matar a un pueblo entero, así porque sí.- dijo uno de los caballeros que habían escuchado la historia.

-Si quieres ve y compruébalo. –el hombre que había formulado la pregunta no contestó, simplemente bajó la cabeza. -Créeme cuando te digo que todo es verdad. Kairth está arrasada, arrasada. –

4 comentarios:

Linne Valdez dijo...

Hola iris!!,soy la primera que comento,me encanto el cap,es muy bueno.Quiero agradecerte porque si no fuera por ti y yoce,que me animan a escribir no tendria ya 11 seguidoras¡¡Muchas gracias!!,seguire recomendando tu blog.Tu historia y tu se merecen mucho mas que solo 10 seguidores,asi que seguire navegando en la red recomendando tu blog en cada blog que encuentre.Sigue escribiendo,tu historia me inspira a escribir y me llena de emociones.
Xoxo

Rosebelle ♥ Sarah dijo...

ME ENCNATO , la musicaesta genial deverias escribir mas porque no dejo de ponsar ne preoxmino capitulo !!!!
soy Rosebelle O Alicia
ojala que te encante mi blog tanto como el tuyo (lo adoro)
http://llevandomealcielo.blogspot.com/

。✿゚JesiYoce✿。 dijo...

HOLA!!! HABIA TARDADO EN ESCRIBIRTE, EN FIN AQUI ME TIENES TOTALMENTE HECHIZADA CON TU HISTORIA,¿QUE ES LO QUE ESE GUARDIA SOSPECHA DE LOS HERMANOS?, Y QUE HORRIBLE LO DE AQUEL PEQUEÑO PUEBLO, SENTI HORRIBLE, PERO ME INTRIGA QUE ES LO QUE PUEDA SUCEDER, EN FIN , MENANTO EL CAP FUE FANTASTICO, SIMPLEMENTE ME ENCANTÓ, GRACIAS POR ESCRIBIR,

XOXO ATTE TU FAN No. 1 YOCECULLEN

Anónimo dijo...

Waaaa *--*!!
me encantó esta entrega iris!!
desde luego, sabes hacer que crezca la intriga xDD
sigue así~