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Hola a todos los fans de En Busca de la Luz. Hago este pequeño inciso para promocionar dos grandes blogs.

El primero de uno de los mejores fics de continuacion de Crepusculo que he leido: Ángel Vampirico. ¿Puede la entrada de un nuevo personaje en la vida de Edward cambiar todo lo que siente por Bella?. Magnico. Para visitar: www.angelvampirico.blogspot.com

El segundo, el de mi fan nº1, que siempre me incita a escribir sin descanso, y gracias a la cual no pierdo los animos de hacerlo. Ella es yocecullen, si, la que me dio el premio. ¡Muchas gracias! Tiene dos grandes blogs, el primero www.yocecullen15.blogspot.com Gran fic de Crepusculo, animense ahora esta en lo mejor! El segundo es su propia historia, y todos sabemos cuanto cuenta eso www.cambiodevida-15.blogspot.com

Todos sabemos lo que cuesta llevar adelante un blog, asi que ¡venga! A visitar blogs!

lunes, 8 de marzo de 2010

Leyendas

-Perdonen la molestia señoras.-

Las do mujeres que se encontraban alrededor de la chimenea se volvieron hacía los hermanos. Una de ellas tenía el pelo blanco como la nieve, suelto y largo le cubría casi toda la espalda. Sus pequeños ojillos grises denotaban cansancio y vejez pero a su vez una gran sabiduría. Su rostro surcado de arrugas hizo que los hermanos situaran su edad sobre setenta u ochenta años. Vestía con un largo traje negro de encajes y estaba tapada con una vieja manta morada. La otra mujer de pelo chocolate se parecía increíblemente al posadero. Tenía la misma nariz puntiaguda, la misma pronunciada frente, que intentaba disimular con un gran flequillo recto, el mismo mentón puntiagudo, definitivamente eran hermanos. Además ella había heredado de su madre unos ojos grises muy pequeños. Sus labios rosa sonrieron. Las mujeres miraban expectantes a Hiyu y Lismael sin embargo sus manos no dejaban de tejer lo que tenían en las manos.

-No es molestia joven.- dijo con la voz entrecortada la anciana. –Me llamo Amarae y esta es mi hija Ladha. ¿En que puede ayudaros una pobre anciana y su hija?-

-Quería preguntarles acerca de esos tapices tan hermosamente tejidos, el posadero me ha indicado que son ustedes las que los hacen.-

Las mujeres sonrieron felices de que alguien apreciara su trabajo tan costosamente realizado.

-¿Y qué te gustaría saber exactamente?-

-Querría saber que son esas criaturas que tejéis, nunca antes las había visto.-

-Por supuesto, rara vez son vistos por humanos. Pero si queréis conocer la historia de estas criaturas será mejor que os sentéis y os pongáis cómodos- sugirió Amarae

Los chicos obedecieron a la mujer y se sentaron cerca de ellas.

-El primer tapiz que mi madre y yo realizamos fue ese de allí- señaló un viejo tapiz situado en la pared que se encontraba a la izquierda de ellos.

El tapiz mostraba un bosque, a ras del suelo, los troncos de los arboles eran prácticamente blancos y el suelo estaba cubierto completamente de hermosas flores de colores. Con los brazos en jarras una pequeña criatura, que por el dibujo no debía de medir más de treinta centímetros, sonreía felizmente dejando entrever unos dientes perfectos, color perla. Era un pequeño ser delgado, con largos brazos que casi rozaban el suelo y piel aceitunada. Su cara puntiaguda y delgada, al igual que su nariz, contrastaba con la redondez de sus orejas. Tenía dos pequeñas cejas perfectamente perfiladas que enmarcaban unos profundos ojos oscuros, todo pupila. Vestía con un curioso atuendo, llevaba un gorro holgado y redondo bastante grande de color rojo el cual impedía que se le viese el pelo, vestía también con una camisa blanca de botones y un chaleco del mismo rojo que el gorro. El pantalón que poseía era de color beige, ancho y grande, una tela verde, envolvía toda su cintura a modo de cinturón. Por último a modo de zapatos dos grandes botas negras con hebillas doradas les llegaban hasta las rodillas.

-Son los rixons.- dijo con voz tranquila la anciana madre.

-¿Rixons? ¿Qué son?- preguntó Lismael sin apartar la mirada del tapiz como si tratara de descubrir algún secreto entretejido.

-Son lo que ves. Pequeñas criaturas de los bosques. Cuenta la leyenda que estas criaturas son los hijos del viento, su bajo peso y sus largos brazos les permite desplazarse varias hectáreas dejándose llevar por el aire. Pero sin duda lo más sorprendente es que pueden convertir las flores en piedras preciosas.-

-¿Qué? ¿Cómo?-preguntó Lismael intrigado

-Son solo leyendas, pero afirman que los rixons, excelentes mineros por cierto, son capaces de transformar una flor o cualquier planta en piedras preciosas, esmeraldas, rubís, zafiros, diamantes, etc.-

-Impresionante.- dijo Hiyu absorto en la sonrisa de aquel personajillo tan gracioso. -¿Y que son esas criaturas de allí?- señaló con el dedo a un gran tapiz que estaba justo en la pared contraria.

-Las Biadjeskas- respondió Amarae

El gran tapiz destacaba por la oscuridad y los grandes tonos rojizos de la tela. El dibujo mostraba a unas mujeres de piel blanca, pelo rojizo y ondulado y ojos oscuros. Se encontraban todas ellas en una cama semi-desnudas rodeando a un hombre con los ojos cerrados que parecía muy feliz por la gran sonrisa que surcaba su rostro. Sin embargo una de las mujeres, la que probablemente estaba más cerca de él tenía en su mano derecha un pequeño cuchillo de plata el cual parecía acercarse al hombre.

-¿Qué son esas bellas mujeres?- preguntó Lismael. –Son mujeres de belleza extraordinaria.-

-¡Ah! Amigo, no caigas en la tentación de las biadjeskas o tu final estará más cerca de lo que esperas.- dijo Ladha frunciendo el entrecejo. –Las biadjeskas son criaturas, o mejor dicho espíritus de mujeres, conocidas como espíritus de la tentación. Su objetivo es tentar a los humanos para que yazcan con ellas en la cama para luego asesinarlos y alimentarse de su alma.- hizo una pausa al ver como los dos hermanos miraban con temor el cuadro y al pobre hombre. –Siempre que muere una mujer cuya maldad le corroe el alma se transforma en una biadjeska.-

-¿Quieres decir que esas mujeres ya están muertas? ¿Pero como es posible?- los ojos de Hiyu mostraban un miedo que nunca antes había experimentado, el miedo a lo desconocido.

-Chico, esas cosas se escapan de nuestro entendimiento, algunas leyendas afirman que esas mujeres hicieron un pacto con los dioses para seguir viviendo, pero ¿Cómo podrían nuestros dioses permitir que esas mujeres vivan a costa de la vida de nuestros hombres? Sinceramente no sabemos con seguridad el origen de las biadjeskas.-

Lismael e Hiyu se miraron, no podían entender como esas criaturas podían existir, nunca antes habían oído hablar de ellas, pero también es cierto que su pequeño pueblo apenas recibía noticias del exterior y ya nadie se acordaba de él.

-Sin embargo, -comenzó a decir Amarae – no son inmortales. El hecho de que estén “muertas” no supone que no puedan volver al mundo de los difuntos por segunda vez. Si un hombre es lo suficientemente fuerte como para no caer en la tentación puede matarla si le clava un cuchillo en el corazón. Y digo hombre, chico, porque nunca se muestran a mujeres, ellas no caen en su tentación y pueden matarlas con mucha más facilidad. Por eso os advierto, si alguna vez veis a una de ellas, no le hagáis caso, ignorarla o asesinadla.-

Hiyu tragó saliva. No podía creer lo que le contaban aquellas mujeres, esas criaturas no existían, pero algo en su interior le decía que tenía que fiarse de aquellas mujeres, sobretodo de Amarae.

-Sin embargo aquellas mujeres parecen más inofensivas, y de igual belleza.- señalo Lismael apuntando a otro tapiz.

-Son las Uasayes.- contestó Ladha.

El tapiz mostraba una cueva que daba a un gran mar. En la orilla que formaba la cueva con la tierra unas cuantas mujeres de largos cabellos rubios y profundos ojos azules danzaban con alegría. Eran altas, delgadas, con gruesos labios rosas y pequeñas orejas puntiagudas. Vestían con largos trajes blancos e iban descalzas.

-Son las guardianas de las aguas y de todas las criaturas que allí viven. Dicen que se alimentan de algas y otras plantas acuáticas y son excelentes magas. Son risueñas y alegres entre ellas pero hostiles con los humanos. Cuenta una leyenda muy famosa que una vez al año hacen un ritual mágico que las convierte en delfines rosados y así recorren el mundo del cual ellas son guardianas.-

-Vaya.- Hiyu no pudo evitar quedarse absorto ante aquellas mujeres cuya belleza superaba la de cualquier persona que hubiesen visto antes. –Ojala pudiese verlas algún día…-

-Espero por tu propio bien que no muchacho. –le interrumpió Ladha que continuo su relato. – Y es que aunque las Uasayes no son malas ni hacen daño a nada ni a nadie que un humano las vea significa un presagio de muerte.-

-Las personas que han visto a las Uasayes no han vivido más de un par de semanas.- añadió Amarae.

Los hermanos apartaron rápidamente su vista del tapiz e Hiyu trato de olvidar aquellos bellos rostros esperando no volver a verlos nunca más.

-Esas personas encapuchadas de ahí no parecen tener muy buenas intenciones- afirmó Lismael señalando a un pequeño tapiz, situado en una de las esquinas de la habitación apenas alumbrada.

-A esas cosas no se les puede considerar personas- Amarae escupía las palabras, estaba claro que esas “cosas” no podían ser nada bueno.

-¿Qué son?- preguntó con voz temblorosa el pequeño de los hermanos.

-Son Geiajs. Criaturas maléficas. Cuenta la leyenda que cuando las personas que fallecen lo hacen por una muerte repentina, han sido asesinados y no son capaces de perdonar por ejemplo, o han cometido horrendos crímenes en vida, su alma llena de venganza, odio y maldad y no descansa en paz. Es entonces cuando se transforman en Geiajs.-

-¿Entonces esas criaturas son espíritus de personas ya muertas?- preguntó Lismael.

-No exactamente. Aunque siempre van con esas largas capas nunca nadie ha visto su rostro, pero si se puede afirmar que esas personas son capaces de coger y sujetar objetos, e incluso de matar personas. Son seres que se encuentran entre dos mundos, el de los vivos y el de los muertos, y solo están sedientos de sangre y venganza. No comen, ni beben, ni siquiera duermen, por eso son los soldados ideales, trabajan para aquellos que les ofrecen a las personas que han acabado con sus vidas o en el caso de los asesinos, aquellos que les ofrecen el poder de seguir asesinando.-

-¿Acaso no pueden morir de nuevo?- Hiyu se levantó para acercarse al tapiz.

-Hijo mío, eso tanto yo como mi madre lo desconocemos. Nunca nadie ha sido capaz de derrotarlos y todos los que lo han intentado han acabado en el cementerio local. Si alguna vez tenéis la desgracia de encontraros con uno de ellos solo os doy un consejo: corred.-

Hiyu observó el tapiz con detenimiento. Se trataba de una callejuela sin salida en una noche cerrada, sin estrellas. Un grupo de lo que parecían personas vestían con unas largas capas oscuras que llegaban hasta el suelo, su rostro estaba cubierto por capuchas. Rodeaban a un pobre hombre que parecía gritar a los cielos pidiendo ayuda. Hiyu tuvo la impresión de que ese hombre no recibiría ayuda alguna.

-¿Serían estas cosas capaz de dañar a otras criaturas?- preguntó Hiyu todavía absorto en el rostro desencajado del pobre hombre.

-Por supuesto que sí- contestó Ladha –De hecho, el último tapiz muestra a las criaturas que más desean dañar con todo su ser.-

Hiyu se volvió, detrás de las mujeres y de su hermano se encontraba un gran tapiz. El que había llamado su atención desde que entraron en aquella posada. Hiyu avanzó hacía él.

-Los ángeles…-susurró el hermano.

-Exactamente, los ángeles. Criaturas enviadas de los dioses cuya misión es proteger a todas las criaturas que viven en la tierra. Son criaturas perfectas, no pueden odiar a nadie y son capaces de perdonar hasta a los Geiajs que representan todo lo contrario a ellos. Solo muy pocas criaturas han tenido oportunidad de verlos, dicen que cuando estas ante un ángel crees estar ante la bondad en persona, dicen que emana una luz de ellos que es imposible de controlar.-

Hiyu pensó en lo sucedido por la mañana, Ladha tenía razón en todo lo que contaba, aunque esa luz de la que hablaba parecía haberse extinguido, lo cual no le extrañaba nada al hermano al recordar el estado en el que había hallado a aquel ángel.

El tapiz mostraba a diez seres alados, diez ángeles, cinco mujeres y cinco hombres de belleza impresionante, que situados en lo que parecía una gran fortaleza blanca situada en el cielo contemplaban la comarca que bajo ellos se encontraban. Los ángeles ataviados todos con largas túnicas blancas parecían hablar animadamente en una de las grandes torres de la fortaleza. Estaban ante una gran alfombra, sentados en parejas. Hiyu intentó descubrir el rostro del ángel que habían rescatado en una de aquellas mujeres, pero fue en vano. Solo había una que se le parecía, pero sin duda no era ella. La delicadeza de sus gestos, los complejos peinados trenzados y la dulzura de sus rostros denotaban firmemente que eran las criaturas más perfectas de la tierra.

-¿Qué más sabéis de los ángeles?- preguntó Lismael con interés.

-Poco más muchacho, cuenta una vieja leyenda que fueron diez los ángeles creados inicialmente, y así es como los hemos representado mi hija y yo. Dicen que fueron creados en parejas para que la especie de los ángeles nunca se extinguiera. Y también dicen que hay un ángel que gobierna sobre los demás, pero como desconocemos cuál era su sexo o cualquier otro dato nos limitamos a no dibujar a ningún ángel con algún tipo de distinción especial.-

-Si alguien dañara a un ángel…- comenzó Hiyu

-Las únicas criaturas que tienen la maldad y la fuerza suficiente para atacar a los ángeles son los Geiajs.- interrumpió Amarae

-¿Y por qué podrían hacerlo?.-

-Por infinidad de motivos muchacho. Porque su jefe se lo ha ordenado, porque odian todo lo que ellos representan, puede haber muchos motivos.-

Hiyu se volvió hacia el tapiz de los Geiajs y volvió a ver el rostro del pobre hombre acorralado por aquellas criaturas. Se imaginó al pobre ángel allí atrapado mientras esas “cosas” le arrancaban los ojos. Un escalofrió recorrió su débil cuerpo. Esto no iba a ser tan fácil como él había pensado.

5 comentarios:

。✿゚JesiYoce✿。 dijo...

HOLA!!! AQUI ESTOY DE NUEVO JEJE COMO SIEMPRE, SIIIIIII POR FIN UN SUPER CAPITULO NUEVO =) ME ENCANTO , ¿COMO PUEDES CREAR TANTAS CRIATURAS TAN FASCINANTES?, POBRE ANGEL, AHORA QUE YA SE QUIENES LE QUITARON SUS OJOS, ME SIENTO FATAL POR ELLA, PERO POR QUE LA ANCIANA Y SU HIJA SABEN TANTO? MMMM NO LO SE PERO ESPERO QUE SE SEPA PRONTO JEJE, SUPER BUENO EL CAP, Q EMOCIONANTE FUE SABER QUE YA HABIAS PUBLICADO Y Q BUENO QUE TU PREMIO LO HAYAS COLOCADO ASI TODOS SABRAN LO BUENO QUE ES TU BLOG, ADEMAS EN MI PROXIMA PUBLICACION, RECOMENDARE TU BLOG.

besos y abrazos, cuidate y no tardes en publicar eh? bueno aqui me tienes atrapada por tu historia byeee

Sombragris dijo...

Bueno...fantastica descripcion...apasionante...espero mas...seguro que enganchas a mas lectores como has hecho conmigo.

Alice Parker dijo...

Cosotota, es increíble la capacidad que tienes para describir algo de fantasía. Me gusta mucho como has creado ese mundo, que parecía tan perfecto pero que ahora tiene muchos matices que me encantaría descubrir contigo.

Te quiero muuucho y suigue asi, cosotototaa! (K)

Sally Miller dijo...

Me encanta tu forma de describir todo un mundo, sencillamente eres increible escribiendo espero que sepas que me encanta y seuire pasando por aqui para continuar mi fantastica lectur!! =P

TeQuiiiiieroo!! (LL)^^

Jamileth N. dijo...

Bonito Fic... Sigue adelante... Besos *.*